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miércoles, 27 de diciembre de 2017

Un viaje a Nueva York: Últimas visitas, la escenita en Central Park y el regreso.

Sábado, 22 de octubre de 2016
Esta noche he grabado el concierto para velo palatal y dúo de cuerdas vocales que me ha dado el cuñado por si a alguien le apetece oírlo, pero ha durado poco y he dormido bien.

(Iba a poner aquí la grabación pero el blog no me deja subir audio y si lo convierto a vídeo pesa demasiado. Os lo vais a perder).

Otro día que ha ido de menos a más. Nos levantamos con lluvia fina y dudas sobre el plan a seguir pero al final nos decidimos por Central Park y el Metropolitan, en ese orden, que era lo programado. Para aguantar la paliza nos metimos un desayuno a la americana: un Bagel con huevos y bacon, que no es más que un bocadillo hecho con un rosco de pan relleno con lo mencionado, y un cofi enorme.

Bocata de huevos con bacon. Lo de "bagel" lo hace más interesante pero no más bueno.

Pepe mirando con ojos golositos el muffin (magdalena) de chocolate.
  
Autobús hasta el park y a empezar el paseo. En uno de los centros de visitantes nos hicimos una foto jugando al ajedrez mientras Sara pedía unos mapas del parque. Yo no entendí la conversación y sólo me quedé con que le pedían pasta porque el park se nutre de donativos. En otro centro de visitantes vi más mapas en una estantería y cogí dos, uno para usarlo en el momento y otro por si se me deterioraba con la llovizna, que guardé con total naturalidad en mi bolsillo interior. Al salir a la calle, Sara se sorprendió de verme con un mapa porque el fulano del primer centro de visitantes le había dicho que sólo le podía dar uno por grupo y a duras penas le había escaqueado el donativo. Cuando se enteró de que tenía dos mapas por la patilla le dio la risa porque otra vez me había salido el gen rapiñador que llevamos dentro los turistas hispanos. Y en esta ocasión, de modo involuntario.

  

Hasta parecemos cultos.
En uno de los puentes del park participamos en el momento romántico del día: un joven se acercó a un músico que tocaba la guitarra con algo más que una cierta decencia, y le solicitó que tocara un determinado tema musical en unos minutos (supongo que le untaría bien) y cuando estaba sonando "What a Wonderful World" le pidió a una chica (supongo que su novia, que eso no se hace con cualquiera) que se casara con él. Aplausos generalizados de los presentes, lágrimas de la muchacha, fotos de las amigas (que debían de estar compinchadas), fotos de los turistas... Muy de película americana. Me seco las lágrimas y sigo escribiendo.

     
El músico a cubierto.

El ingenuo con su novia.

Lágrimas de emoción y felicidad.

Y al MET. Un museo muy grande con demasiadas cosas, de los que se tardan 4 horas en visitar sin ver realmente nada y sin apreciar nada de lo que se ve y que se tardaría un par de meses en ver de modo aceptable. Lo que ya sabíamos. Pero había que entrar a conocerlo. Lo mismo que ir de turismo a Madrid y no ver El Prado. La entrada nos salió otra vez gratis con el pase de la niña, que ha resultado ser un chollo.



Siempre tengo que hacer el tonto una vez al día (por lo menos)
     
Tras el MET, más recorrido por el park, que es grande y retorcido y lleno de caminos, caminitos, senderos, senderitos, veredas y vereditas, todos ellos torcidos, retorcidos y entrecruzados, lo que hace difícil la orientación en cuanto se pierden las referencias, cosa que ocurre con frecuencia.





Otra vez a comer a la americana a una hamburguesería: cola para pedir y cola para sentarse. Para bajar la comida nada mejor que volver al park a perderse por los caminos y a aguantar las críticas del cuñao por la desorientación, hasta que cogió él el mapa y seguimos perdiéndonos. La niña nos intentó sacar del apuro con su GPS y su teléfono, pero en este caso la tecnología también se perdía y llegamos a nuestro objetivo por deducción y pasando de mapas. El objetivo era un bar, el "Tavern on the Green", con un ambiente muy agradable, un grupo cantando en directo y un precio muy razonable para el lugar, así que lo aprovechamos para entrar en calor, que el día estaba frío de narices y para chubasquero. Allí nos asaltó una americana casada con un brasileño hijo de portugueses de los Arribes del Douro: o sea, casi pariente mío del otro lado de la frontera. Nos dio un rato de conversación agradable en español y puso a escurrir a Trump.

Lo rectitas que son las calles y lo retorcidos que son los caminos del Central Park.
  
Tavern on the Green.

Ya anochecido fuimos a ver el complejo Lincoln (Lincoln Center), donde está la Metropolitan Opera House con una función a punto de comenzar, para envidia de los amantes de la ópera porque, de haberlo pensado antes, podía haber sido una gran oportunidad para entrar a oír a los grandes, pero no se puede estar en todo y no nos quedó más remedio que seguir con nuestro paseo hasta casa a cenar un yogur y a dormir, que hay que descansar para aprovechar mañana un par de horitas antes de finalizar nuestra excursión por el otro lado del Atlántico.
  
Metropolitan Opera House. Y yo sin entradas.

Pepe y yo en un grácil movimiento. Casi nos cuesta una hernia, pero nos salió bastante bien.


Domingo-Lunes, 23-24 de octubre de 2016
Madrugamos un poco más de lo habitual para aprovechar la mañana en lo poco que nos quedaba. Visita al East Village y al Greenwich Village, que son otras zonas razonables para vivir en Nueva York, y a dos parques, el Union Square Park y el Washington Square Park, que tiene un arco del triunfo por el que dicen que pasan los estudiantes de la NY University el día de la graduación. Nada especial.
  


Vimos a jóvenes jugando a hockey sobre hielo en una pista de cemento y a otros jugando al fútbol americano, dos escenas típicas de película pero que no habíamos visto hasta ahora, porque hoy es domingo y no tienen cole. Y también el escenario para la filmación de otra película (Ocean's 8) avisado a los vecinos mediante carteles en las farolas para que tengan a bien no dejar el coche molestando en la calle el día correspondiente.

Hockey sobre "hielo".



Pronto a casita, que a las 12 había que coger el autobús para el airport, que ya se nos acaba el duro.Autobús sin problemas, cola en la facturación que compensaba la que no tuvimos en Barajas y control de seguridad. Esta vez le toca a Pepe, que se había dejado la botella con agua y un melocotón en la funda de la cámara y el negraco del control no se lo tomó muy bien. Se queda sin botella y pasamos a la zona de gastar dinero mientras se espera al avión. Como no llevábamos nada de casa nos comimos una pizza y un perrito caliente.
    



Mucho JFK pero la terminal 7 es una mierda comparada con la T4 de Barajas. Estos americanos nos ganan en marketing por goleada.

Enavionamos en hora y esta vez salimos sin retrasos a las 17:00 hora yanqui, las 11 de la noche hora patria. Prefiero no preguntar el nombre del avión para no llevarme más soponcios. La cena sintética, como la otra vez. Pepe casi se queda sin cenar porque se duerme con una facilidad pasmosa.


Esto es dormir con una cierta dignidad.
  
Tampoco se habría perdido nada. Y más cofi. Intento dormir, que lo del cambio horario va a ser duro si no duermo algo pero no hay manera ni leyendo el periódico. Además no hay nada que ver por la ventanilla, que es de noche y está todo negro. Ni ovnis. Nos dan una caja con el desayuno, similar a la cena del viaje de ida. Estos de Iberia te ponen la bandeja y lo llaman comida, cena, merienda o lo que sea en función de la hora y no del contenido. El cofi es también el mismo y lo llaman siempre igual.



Se suponía que aterrizábamos a las 6:10, pero el piloto debía de tener prisa y llegamos a las 5:50. Las maletas salen rápido y a las 6:15 Pepe sale disparado a su casa, que tiene una reunión en el trabajo a las 8:15. Yo saco mi billetico para el bus de las 7:15 y me intento echar una siesta matutina durante el viaje hasta que Pepe me llama a las 8 para anunciarme que le ha dado tiempo a ducharse y arreglarse e ir al curro puntual como si nada. Y encima ha dormido en el viaje. Ya no me duermo más hasta llegar a casa aunque los recuerdos del viaje tampoco me dejan. Ya dormiré por la noche, por fin, sin sirenas ni ronquidos.

Esto es perder la dignidad.

Pepe llegando a su trabajo como si no hubiera pasado nada.
  
Y ahora, a pensar en el próximo viaje.


Y, por supuesto, para acabar solo me falta agradecer a Pepe su invitación a viajar con él a Nueva York y a Sara por acogernos en su apartamento, que es lógico que acoja a su padre pero no a este escribiente incómodo que acaba contándolo todo (o casi, que lo de la lumbociática no lo he contado). Muchas gracias por este fantástico viaje.





6 comentarios:

  1. Fantástica narración de vuestras aventuras en Nueva York, alguno (como yo) tendrá nostalgia de este viaje, incluso cuando no fue uno de los viajeros.

    Felices fiestas J.

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    1. Pues sí, un poco de nostalgia sí que da. La verdad es que fue un viaje fantástico por todo: la ciudad, la compañía, las condiciones... Hay gente que no volvería más a Nueva York pero yo estaría encantado de repetir.
      Gracias por el comentario.

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  2. Gran viaje, Grandes recuerdos y Grandiosa tu pluma para contarlo. Ha sido un placer. Quedamos a la espera de futuras aventuras...un fuerte abrazo compañero rutero.

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    1. Pues el viaje ya queda inmortalizado por culpa de este blog que algunos tenéis la paciencia de leer y la culpa de que siga adelante.
      Las próximas aventuras viajeras tendrán que ir viniendo por sí solas,que es como salen bien, como sucedió en este caso.
      Un abrazo grande como la Gran Manzana.

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  3. Está muy bien el haber plasmado las vivencias del viaje dejando a un lado la vergüenza incluso la dignidad, ja,ja. Con el tiempo muchos detalles se olvidan, así podrás/éis rememorarlo más fácilmte.
    Que el año nuevo traiga salud y más viajes. Y narraciones.

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    1. Esa fue la idea inicial del blog: mantener el recuerdo de algunas intervenciones curiosas, que con el tiempo tienden a olvidarse. Y lo del viaje no estaba preparado: eran narraciones para las familias pero al final se convirtieron en parte del blog. Espero no haber aburrido mucho.
      El año traerá más narraciones. Lo que espero es que gusten.
      Saludes y saludos.

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