Una de las cuestiones que suelen aparecer en mis
conversaciones con amigos o conocidos es la del alcohol y la conducción. Nadie
tiene claro cuánto puede beber si va a conducir y muchos se piensan que hay
formas de engañar al etilómetro, eso que algunos todavía llaman “el globo”, y
me piden consejo sobre el tema. Mi consejo es que no beban. Así de fácil y de
barato.
Hoy os comento cómo es una prueba de alcoholemia, en qué
consiste y cómo se hace, y en el próximo escrito explicaré lo de engañar al
aparato y cuánto se puede beber, que es lo que de verdad os interesa, que ya os
conozco.
Para empezar, aunque esto sea un poco farragoso, en España
(que también me leen desde otros países) el reglamento de circulación prohíbe
conducir con una tasa de alcohol en aire superior a 0,25 mg de alcohol por
litro de aire espirado (0,15 para conductores profesionales y noveles), que
equivale a 0,5 g por litro de sangre (0,3 en sangre para conductores
profesionales y noveles). Esta correlación no es exacta, porque realmente 0,25
en aire son 0,52-0,58 en sangre, y esto es importante como ya veremos después. Normalmente
omitimos las unidades, que eso queda para las cuestiones técnicas y nos
referimos a las tasas en aire, que es lo habitual. Por tanto, siempre decimos
que el máximo es 0,25 o 0,15 según el vehículo y la antigüedad del permiso.
La
prueba se hace en aire espirado, o sea, soplando, que es lo que marca el
reglamento y es lo más sencillo, y sólo se hace directamente en sangre en
situaciones muy excepcionales. Nosotros generalmente hacemos una prueba de
“muestreo” con un etilómetro portátil, advirtiendo, para evitar futuras
confusiones, que esta prueba sólo tiene como finalidad hacer una comprobación
rápida de la presencia de alcohol para no hacer perder el tiempo al ciudadano y
que en caso de dar positivo habrá que realizar la prueba con el etilómetro
evidencial homologado. En la foto os presento a uno de los etilómetros
portátiles más usados.
Nuestro
aparato evidencial funciona con dos soplidos por cada prueba para una mayor
garantía, y de ambos soplidos da un resultado, que es el menor de ambos. Se
hace una primera prueba y, si da por encima de lo permitido, el conductor tiene
derecho a una segunda prueba pasados 10 minutos, que son otros dos soplidos. Al
final se toma como resultado el menor de las dos pruebas, que resulta ser el
menor de los cuatro soplidos. Para que no os quejéis. No hace falta decir que
con un solo resultado negativo nos olvidamos de todo y se termina la prueba. Y en
la foto tenéis uno de los etilómetros evidenciales más habituales, para que lo
vayáis conociendo.
Así que mejor ahorraos la prueba en sangre, que encima la tenéis
que pagar vosotros si da positivo y es cara. Ya tenéis bastante con la multa y
los puntos. Aquí tenéis lo que os cuesta ir con un poco de exceso de alcohol,
siempre que no llegue a 0,6:
Además, pasando de 0,6 es delito. Esto suena peor. Pues sí,
cuando alguien dice que le estamos tratando como un delincuente tiene toda la
razón, porque lo es (presuntamente) aunque no haya matado a nadie. Tampoco
Urdangarín, Bárcenas o Rato han matado a nadie y no parece generar dudas en el
pueblo sobre su condición, incluso sin haber sido condenados. Quien comete un
delito es, por definición, un delincuente. Y por debajo de 0,6 también puede
ser delito si hay “influencia”, que se determina porque hay unos signos que
todos conocemos (de “pedete lúcido” a borrachera descomunal), o porque ha
habido un accidente o una infracción grave que indica que no se está en
condiciones de conducir. Por cierto, que al delincuente (presunto) se le trata
con toda corrección, como a cualquier ciudadano. Que quede claro.
Todavía queda algún listo que dice que prefiere no soplar o
hace como que no puede soplar. Pues entonces le hacemos la oferta 2x1 como en los
supermercados. La negativa a soplar, o la simulación de que no se puede, que es
otra forma de negarse, es otro delito que además lleva penas de prisión más
serias (¿a que suena feo lo de la prisión?), que se añade al delito anterior si hay signos de
alcoholemia. Ya sabes, si has bebido es mejor que lo asumas, soples como un
bendito, y te lleves uno en vez de dos. Justito al revés que en el supermercado.
Y en cualquiera de los dos casos, tanto si dais positivo
como si os negáis a soplar, os quedáis sin coche hasta que alguien que no haya bebido se pueda hacer cargo de él, bien sea un acompañante o
vosotros mismos cuando se os pase, y, por si fuera poco, os toca pagar los gastos de la
inmovilización.
Todo esto, más o menos, lo sabéis todos. Pero ahora, para ir
acabando, vamos a lo que generalmente no sabéis y da más de un disgusto, que es
el tiempo de eliminación del alcohol en el cuerpo.
El alcohol se elimina de una forma constante a razón de 0,15
g por litro de sangre y hora aproximadamente. Para que lo entendáis: una tasa
de 0,50 en aire tarda unas 4 horas en dar una tasa negativa, y casi 7 horas en
desaparecer. Vamos a ver un caso práctico muy habitual con sus consecuencias,
para que se entienda bien:
Os vais de fiesta y os metéis 4 copas de las cargaditas, que
están más buenas. Eso supone una tasa aproximada de 1,0 y con esa tasa os vais a
cuatro patas a la cama a las 3 de la mañana, que al día siguiente hay que ir a
comer con la suegra. Os levantáis a las 11 un poco espesos por el garrafón que os han dado, os
ducháis y a la 1 del mediodía cogéis el coche y de camino a casa de la suegra os
para el aguafiestas del uniforme en un control. Le decís, confiados, que no
habéis bebido nada y que venís de la cama. Sopláis y el aparato os sorprende
con una tasa de 0,35, o sea, 500 Euros y 4 puntos, posible inmovilización del
vehículo y una sonrisa del agente mientras os dice “pues se acostó usted fino”. Y eso sin tomar el vermut, que más de
uno lo hace para quitar la sed de la resaca. Hace 10 horas que os fuisteis a
dormir y todavía da positivo, lo que demuestra que dormir la mona sólo vale
para no seguir haciendo el tonto en público más de lo necesario, pero no para
quitar la borrachera. Para no dar positivo con esas cuatro copas hacen falta,
al menos, 11 horas, y para hacerlas desaparecer completamente unas 13-14 horas.
Y eso comiendo sin vino en casa de la suegra.
Ya vale por hoy, que esto da para mucho. En la próxima entrada veremos lo que os preocupa realmente, que es cuánto se puede beber y lo
de engañar al etilómetro. Pero de momento, mejor que no bebáis si vais a conducir.