Una de nuestras
funciones, como es sabido por todos, es la de regular el tráfico en las
diversas situaciones conflictivas que pueden darse en una ciudad y entre ellas
están las manifestaciones. Se hace un estudio del recorrido, de los flujos de
tráfico a los que afecta y se establecen los desvíos necesarios para garantizar
la seguridad de los asistentes y procurar una cierta normalidad en el tráfico de
las proximidades. Esto lleva un tiempo y un trabajo que desde fuera no se ve y
que, a veces, puede resultar complejo según el recorrido y el número de
participantes estimado.
Pero en ocasiones
las cosas no salen como están previstas, como en el caso de una parroquia que
decidió hacer una manifestación por un motivo que ahora no viene al caso y a la
que me tocó acudir como responsable de que todo trascurriera con normalidad.
La manifestación
estaba programada para las 19:00, el recorrido era sencillo y no muy largo e
implicaba a pocos compañeros para su desarrollo, cosa que es de agradecer para
todos. Según los cálculos del organizador, a la manifestación acudirían 150-200
personas. O sea, los fieles parroquianos o los parroquianos fieles.
Nos presentamos en
el punto de inicio (la parroquia) a las 18:50 y, para nuestra sorpresa, no había
nadie en el lugar. Decidimos entrar en la iglesia y nos encontramos con que se
estaba celebrando una misa, por lo que nuestro olfato policial nos dijo que
seguramente la manifestación sería al acabar la celebración. Pues a esperar.
Sobre las 19:10, y
una vez finalizada la misa, empezó a agruparse la gente a la puerta de la
iglesia, tal como esperábamos, y quisimos hablar con el organizador para
interesarnos por algún posible cambio de última hora. Para nuestra sorpresa (y
ya van dos veces), los presentes nos dijeron que ellos no tenían ni idea de una
manifestación y que simplemente salían de un bautizo. Pues a seguir esperando.
A las 19:20 se
presentó el sacerdote que dijo ser, además del oficiante del bautizo, el
organizador de la manifestación, y que la manifestación se iba a retrasar unos
minutos porque el bautizo se había alargado más de lo esperado. Calculaba que
el número de asistentes a la manifestación iba a ser de unos 60-80 debido a la
demora en su comienzo, que había hecho desistir a algunos de ellos. Los
supuestos manifestantes se encontraban esperando en el interior de un salón
parroquial y por eso no los habíamos visto.
A las 19:40 horas, como
no se iniciaba la manifestación ni aparecían los manifestantes, entramos al
interior de los salones parroquiales y hablamos con el sacerdote anterior y con
otros dos que parecían llevar la voz cantante en el acto, a los que preguntamos
sobre la previsión de horario, porque la autorización para la manifestación era
de una hora aproximadamente y se estaba agotando el tiempo autorizado, además
de indicarles que teníamos otras previsiones de servicio que no pueden ser
alteradas de modo caprichoso. Los sacerdotes respondieron que los asistentes a
la manifestación se iban a ver reducidos a unas 20 personas y que dada la escasa
cantidad de participantes iban a ir por la acera y que posiblemente no fuera
necesaria la colaboración policial. Para esa cantidad de participantes y yendo
por la acera me sobraban todos los compañeros que estaban preparados, porque
simplemente tendríamos que echar una mano en los semáforos y pasos de peatones,
más que nada por hacer un poco de paripé y quedar bien. Hala, toda la
planificación al garete y los compañeros a patrullar.
A las 20:00,
finalizado el tiempo autorizado para manifestarse, y tras las últimas
declaraciones de los organizadores, decidimos marcharnos del lugar por incomparecencia
de los manifestantes y de los organizadores.
Desconocemos si
finalmente salió algún manifestante, o se fueron a jugar un mus o tal vez solo un
ajedrez, vista la merma de asistentes que se iba produciendo a lo largo de la
hora de espera. Y por lo menos no hubo atropellos al cruzar el paso de
peatones.