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sábado, 1 de abril de 2017

Un viaje a Nueva York: Las palizas a caminar.

Segunda entrega de los whatsapps-resumen que enviábamos por las noches a las familias durante nuestro viaje a Nueva York.

 Sábado, 15 de octubre de 2016
Fin de jornada. Desguazaditos estamos.

Pese a las críticas a la globalización es una suerte que se puedan encontrar cosas tan útiles como el Compeed en cualquier aldea perdida del mundo como Manhattan. Eso me va a permitir recuperar el dedo gordo del pie, que no ha hecho más que rozar a partir de las dos primeras horas de caminar.

Pepe se teme unas agujetas de caballo pero no aparenta más desastre aunque dice que mañana va a pagar el exceso de hoy.

Mis rodillas también se quejan pero eso ya me lo esperaba.

La más fresca (en el sentido de entera, no en el otro) es la moza. Se nota la juventud y el entrenamiento de caminar viendo esta ciudad.

A la entrada de la ONU. Como era sábado no había banderas, que el conserje también descansa.

De momento está siendo interesante. Como estar en una peli americana. Las casas son muy altas y con unas cristaleras que da miedo pensar en limpiarlas. Unas son más chulas que otras y con mejor gusto (se nota que el que la pagaba tenía pasta) y otras parece que han aprovechado el terreno de un huertecillo para tirar metros hacia arriba y vender más pisos. He llegado a la conclusión de que el tío de la plomada era muy bueno porque le han quedado muy rectitos.


Aparte de esto, la ciudad es ruidosa, sucia y llena de obras. El tráfico es caótico y los turistas estamos por todas partes, como las ratas por la noche. Ayer vimos una decena en una acera y hoy casi piso otra. Es fantástico para ser la supuesta capital del mundo.


Antes de las elecciones, cuando los neoyorkinos no pensaban  que pudiera ganar.

La única visita a interiores ha sido al MOMA. Menos mal que sólo hemos pagado 5$ y no los 25$ de la entrada normal. Por lo menos nos hemos echado unas risas haciendo el gilipollas en las fotos. La visita me la ha salvado Picasso, que no es precisamente mi favorito, y algunos cuadros de un tal Warhol que aparecen en los libros y que ya hemos visto que existen de verdad.




  
El resto de la visita del día ha consistido en caminar y caminar y caminar entre rascacielos de todas las alturas, formas y colores haciendo fotos.


La comida a la americana. Hamburguesa doble con queso y patatas fritas hasta reventar. Todavía me duran en el estómago. Ahora a cenar un donut y un poco de leche y a la camita a ver si el concierto de esta noche es más suave y descansamos bien.

 

Seguiremos informando.



Domingo, 16 de octubre de 2016

Otra jornada con destrozina aunque en menor dosis.

La noche no me fue mal. Aunque el solista en esta ocasión fue Don José, con sus ronquidos en un forte allegro que cesaron a petición del público. En el segundo acto me dormí y no volví a oírlo y sólo me despertó a medias una sirena y voces por la megafonía. Estos polis siempre tocando los bemoles.

La visita de la jornada empezó bien en apariencia. Como gente religiosa que somos, nos fuimos a misa y elegimos la Iglesia Baptista de los Primeros Corintios, que anunciaban un oficio góspel. Había mucha cola pero nos dijeron que no había problema de espacio y ahí nos pusimos a esperar.

 

Para amenizarnos la espera pasaba constantemente una de las feligresas ofreciendo unos sobrecitos en los que meter un donativo, que la fe del turista no basta para mantener el culto, y que había que irlo presentando a la entrada e introducirlo en una urna en presencia de otro de los parroquianos antes de acceder a un teatro de dos pisos. Como soy del género araña, aprovechando el anonimato del sobre me limité a meter un dólar. Otros parroquianos se encargaban de la acomodación de los turistas en el gallinero mientras un grupo de góspel-rock se encargaba de calentar el ambiente.


 
Pero el supuesto calentamiento se prolongaba, en el escenario no cabían los esperados coros de negras culonas con túnicas y los parroquianos del patio de butacas seguían los cánticos con devoción. En ese momento empecé a pensar que mi inclinación arácnida había sido la correcta y que aquello no era lo esperado, sino un sacaperras para turistas. Tras una breve consulta e intercambio de opiniones decidimos que era mejor seguir camino.

Paseo por Harlem hasta el Cotton Club, un antro que por fuera parece un bar de chicas alegres de poco precio y que, como estaba cerrado, no pudimos comprobar si dentro había jazz o chicas. El barrio es chulo y agradable, con casitas de las que aparecen en las pelis, esas de escaleras de emergencia que unen los balcones en las fachadas.

 

  

Comida a la americana: pollo frito y rebozado hasta reventar, patatas fritas y pasta con queso y mantequilla. Estaba todo muy bueno y sobró.


Hicimos un paso breve por el campus de la Universidad de Columbia, donde intentamos infructuosamente que se nos pegase un poco de sabiduría, y después visita al museo de ciencias naturales. Demasiada información y demasiadas cosas para ver, por lo que no quedó más remedio que verlo a la carrera y parar sólo en lo diferente o atractivo: en nuestro caso fue la zona de dinosaurios, un par de vídeos sobre agujeros negros y el Big Bang, y la reproducción (me refiero a la réplica) de la ballena azul (o blanca, que ya no sabía ni lo que veía).




Cuando nos cerraron el museo, nos fuimos a Central Park a descansar un poco. Luego un paseo y a cenar unos yogures y fruta a un centro comercial que tiene mesas para que la gente se coma lo que compra. Menos mal que Sara ya va conociendo estos "chollos" teniendo en cuenta los precios de Manhattan: huevos a 7$, carne a 50$, fruta a 7$ el kilo (aunque aquí ponen el precio por libras y engaña porque parece menos).




Otro paseo hasta casa pasando por Times Square y a la cama a recomponer los cuerpos. Mañana ruta corta para descansar. Ayer fueron 25 km y hoy unos 20 km y museo.

Pepe ya está en la cama y dormido mientras yo escribo. Misteriosamente no ronca. Estará esperando a que me vaya a la cama. A ver si no se da cuenta de que los demás nos acostamos y dormimos todos bien.


Hasta mañana.



7 comentarios:

  1. Muy interesante la divertida continuación de la crónica neoyorquina, gastronómica, económica, cultural... continuaremos aprendiendo porque yo sólo conocía a Pat Ewing de los New York Knicks y me leí La Trilogía de N. York de Paul Auster.
    Un placer.

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    1. ¡ Ah ! ¡ Y me has transmitido el cansancio tanto caminar ! ¡ qué pateos !

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    2. Pues ya conoces de NY más de lo que conocía yo antes de ir, que sólo conocía el Empire en la película de King Kong. También subimos a él, pero eso queda para más adelante. El resto de días fueron menos cansados como podrás ver: descubrimos el autobús.

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  2. Divina juventud, que puede con todo...buenos recuerdos. El tiempo cura el cansancio y agranda los recuerdos. Gracias por dejar constancia escrita de aquellos días.

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    1. Pues espero que el tiempo no te agrande el recuerdo de la lumbalgia/ciática que te pillaste el primer día y se limite a agrandar el recuerdo de los momentos agradables, que fueron todos los demás (bueno, ya me olvidaba de la hora y media de espera en el despegue). Hasta la zapatilla rota acabó dejando un buen recuerdo, pero eso ya lo veremos en otro capítulo.
      Un abrazo.

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  3. !!Hasta para pasárselo bien hay que sufrir !!
    Iremos preparando unas buenas zapatillas.
    Las fotos del Moma, muy buenas.
    Un saludo y hasta la siguiente entrega

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    1. Pues sí, prepara unas buenas zapatillas para que no te pase como a mi, pero eso ya lo veremos en otra entrada futura-
      A mí me gusta más la foto de la entrada de la Torre Trump.
      Gracias por comentar.

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