Hace ya algún tiempo nos invitaron a ir a una Comunión por
la vía de urgencia, con luces y sirenas cual feria mayor de pueblo, porque,
según nos decían, el tío de una de las primocomulgantes (no tienen un nombre
oficial, así que me lo invento) se quería llevar a la niña por la fuerza. El
aviso no dejaba de ser extraño porque, de ser así, lo normal es que el padre,
la madre o algún otro familiar le hubiera dado al tío la comunión laica, pero
como ya estamos acostumbrados a que cuando llegamos a los avisos la realidad
difiere sustancialmente de lo que nos han comunicado, no le dimos más
importancia y allá que íbamos, con la mente abierta.
Al llegar a la iglesia no se veía jaleo en el exterior, así que supusimos que el cristo, como iglesia respetable que era, se encontraba en el interior. Nada más bajar del coche salió de la iglesia una señora diciendo a voces que aquello era una vergüenza y que el muy hijoputa tenía que estar en la cárcel. Nos quedamos sin saber a quién se refería, que ese calificativo y ese deseo son aplicables, conjunta o indistintamente, a numerosas personas, porque al ruido de las voces de la susodicha y de nuestra presencia comenzaron a aparecer como por encantamiento más personas dando voces y con un lenguaje más propio de un partido de fútbol con el árbitro en contra del equipo local que de una iglesia en día de Primera Comunión. Nos costó hacerles entender que nosotros, que ya se sabe que somos simples y de no más luces que las del coche, tenemos en la cabeza dos orejas por la Gracia de Dios y por aquello de la simetría facial, pero el interior sólo aloja un escaso cerebro incapaz de procesar una información multicanal. La presencia de otras cinco patrullas que empezaron a poner un poco de orden y de silencio hizo que las cosas comenzaran a clarificarse, al menos en lo que se refiere a saber quienes eran los protagonistas principales de la historia, cuando los elementos de la muchedumbre empezaron a hablar de uno en uno.
Nos costó un poco entender lo que había ocurrido y no os voy
a aburrir con todo el proceso que seguimos y las diferentes versiones de los
hechos que nos contaban los protagonistas y testigos, que cada uno contaba la
película a su manera según el interés familiar que tenía en ella, hasta que
conseguimos enterarnos del problema y sus consecuencias, que os resumo
seguidamente para que veáis la mala uva y la poca cabeza que tienen algunos y
algunas:
Padre y madre divorciados y nuevamente emparejados (con otra pareja, claro está). Hijos en
común con custodia compartida, alternando la custodia por semanas y
coincidiendo que la custodia le toca al padre justo el fin de semana de la
Comunión y decide que la madre no pinta nada ese día y no deja que se haga una
foto con la hija. Discuten, los ánimos se caldean y el hermano de la madre dice
que por sus c****** se hacen la foto la madre y la hija y agarra a la niña para
llevarla con su madre. Al padre no le gusta la idea, se enfrenta, se arma la
tangana y alguien nos llama porque el tío se quiere llevar a la niña.
De los comentarios, reproches, insultos, imprecaciones y
declaraciones varias dedujimos que esto mismo había pasado exactamente al revés
un par de años antes en la Comunión de la hija mayor, cuando la madre no dejó
hacerse la foto al padre porque ese día la custodia le tocaba a ella. Y el
padre, que tiene memoria y mala leche, estaba esperando esta ocasión para
devolverle la gracia. Según parece, tras una tangana más o menos similar, la
madre permitió entonces las fotos del padre y la hija mayor, así que esta vez tuvimos
que mediar para que se repitiera la escena a la inversa, y la madre se pudiera
hacer las fotos con la hija menor y dejar que la ceremonia, en la que había más
criaturas inocentes implicadas, se pudiera celebrar en la paz del Señor.
Si la intención de los padres era que su hija tuviera un
recuerdo imborrable del día de su primera Comunión, estoy seguro de que lo
consiguieron. Y también de la vileza de sus progenitores.
P.D.: Buscando en internet he visto que las Comuniones son
causa de muchas broncas, porque hay infinidad de noticias de peleas tanto en la
ceremonia como en el ágape posterior, aunque los desencadenantes son muy
variados.
Y he encontrado una de hace tres años, más o menos la época
de la que cuento, muy similar a la mía y que ocurrió ¡¡a 100 metros de la casa
de mi madre!!.
http://www.salamanca24horas.com/sucesos/69262-una-comunion-termina-en-una-pelea-con-tres-heridos-y-un-detenido
¡ Menudo sarao ! las Comuniones se han convertido en general en un "exceso" pero esto traspasa "las leyes de la geometría y sobre todo de la teología", como el personaje Ignatius diría.
ResponderEliminarAhora tiene más enjundia insultar al linier o banderí o fillde... perdón, creía que estaba en el templo, digo Castalia.
¡¡ Muy bueno, J.J. !!
Pues sí. Un exceso y una ocasión para presumir de dinero y, a veces, para tirarle el niño a la cabeza a la ex pareja.
EliminarYo viví una situación "extraña" en la boda de mi sobrino, donde su padre, con la "madrastra" tuvieron que "salomonizar" la ceremonia en cuanto a padrinos y madrinas, ya que al grito de "No querrá tu EX ser la madrina ¿verdad?", saltaron todas las alarmas.
ResponderEliminarLa Salomonización consistió en que los hermanos pequeños ejercieron de padrinos ...... "y a cascarla", no contentó ni a mi hermana ni a la madrastra, por no hablar del padre de la novia, pero ...... todo transcurrió como una mansa corriente de riachuelo, pudiendo haber sido "Niagara falls"
Pa' matar a la madrastra. Ni le iba ni le venía la fiesta y sólo consiguió fastidiar a la ex y al padre de la novia, que no tenía nada que ver en la película.
EliminarLo raro es que no nos llamarais, más que en la boda en el banquete, que es cuando se sueltan las lenguas y las manos.
Lo siento por tu hermana.
Madre mía !!! Entre ésta de Siberia y la de Salamanca (que también es un poco Siberia), y todas las que debe haber que no nos enteramos....si es que la gente no sabe divorciarse !! Aunque visto lo visto, de algunos lo mejor es estar divorciado y bien lejos a ser posible.
ResponderEliminarInteligente apreciación. Lo malo es que te sueles dar cuenta demasiado tarde.
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